La expresidenta podría terminar tras las rejas si la Corte Suprema ratifica su condena por corrupción. Sí, otra vez ella, la eterna protagonista de los escándalos judiciales, enredada en el caso de las obras públicas que, según la justicia, manejó con la destreza de un capo mafioso.

La condena en juego no es poca cosa: seis años de prisión e inhabilitación perpetua para cargos públicos. Si el fallo se confirma, la "Yegua" no solo se quedaría sin su ambicionado regreso a las urnas en las legislativas del 7 de septiembre en Buenos Aires, sino que podría estar mirando el mundo desde una celda.

El peronismo no se queda de brazos cruzados. Como buenos actores de reparto, los sindicatos ya están calentando motores para el show: la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), SMATA, ATE, APL y la Asociación Bancaria amenazan con un paro nacional si su líder cae. Dicen que es "proscripción". Otros lo llaman justicia.

Victoria Donda, exdiputada y fiel al libreto peronista, salió a ladrar: “Es importante estar acá, mostrando el apoyo a Cristina, pero también mostrando al Gobierno y a los poderes económicos y judiciales de este país que el peronismo sabe cómo enfrentarlos”.

Palabras valientes para quien parece olvidar que la expresidenta no está acusada de robar caramelos, sino de desviar fondos públicos con la precisión de un contable del crimen organizado.

Mientras la militancia espera el fallo con el pañuelo en la mano y los nervios de punta, el país se pregunta: ¿será este el fin del reinado de Cristina o solo otro capítulo de su interminable telenovela?

Lo que está claro es que, si la justicia aprieta, los sindicatos relincharán con fuerza, dispuestos a paralizar el país para defender a su reina. Porque, en Argentina, la lealtad al líder parece importar más que la verdad.