Garrahan en terapia y el Gobierno bajo fuego judicial

La denuncia de Elisa “Lilita” Carrió contra el Gobierno por la crisis en el Hospital Garrahan volvió a tomar temperatura. La exdiputada amplió su presentación judicial contra el ministro de Salud, Mario Lugones, e incorporó a la causa al titular de Economía, Luis “Toto” Caputo, y al jefe de Gabinete, Guillermo Francos.
¿Los acusa de qué? De violación de los deberes de funcionario público, abuso de autoridad, y lo que definió como un “delito moral” frente al estado crítico de la salud pediátrica en el país. Carrió no se guardó nada: responsabilizó a los funcionarios por abandono de persona, perversidad política y amenazas laborales contra los médicos residentes del hospital más importante del país en atención infantil.
GARRAHAN
— Hernán Reyes (@HernanLReyes) June 9, 2025
Con @elisacarrio y @M_Campagnoli ampliamos nuestra denuncia contra los ministros Lugones, Caputo y Francos por su accionar frente a la situación del Hospital Garrahan.
El Gobierno está ejerciendo una doble presión intolerable: por un lado, amedrenta a los residentes… pic.twitter.com/7k7k2j0imE
En su presentación, señaló que el conflicto se agravó por el desfinanciamiento del Garrahan y la remoción del Consejo Directivo, y denunció que el Gobierno respondió enviando negociadores de tercera línea y presionando a los trabajadores.
La causa no es nueva. En octubre de 2024, el fiscal Guillermo Marijuan ya había imputado a Lugones por abuso de autoridad. Ahora, con la ampliación presentada por Carrió, Caputo y Francos quedan oficialmente bajo la lupa.
La denuncia sostiene que hay una maniobra deliberada para desmantelar el sistema de salud pública, empezando por donde más duele: la atención médica a niños. Según la exlegisladora, se trata de un “abandono con alevosía” que expone una crisis ética y humana de proporciones alarmantes.
Mientras los residentes denuncian aprietes y precarización, el Gobierno sigue sin ofrecer respuestas. Y la salud pública pediátrica se transforma, a ojos de la Justicia, en otro frente de batalla para un oficialismo que parece más preocupado por recortar que por curar.