
Sagaz como siempre. Intrépido e inquisidor. Adjetivos que sólo califican a Martín Vestiga, un asiduo colaborador de NOVA que vive trabajando y que, en sus ratos libres, investiga como pocos. Todo un adicto a su profesión.
Este jueves, en las venerables oficinas de APRA, se vivió una escena digna de culebrón municipal que sólo el intrépido periodista Martín Vestiga habría podido retratar con la solemnidad que le caracteriza.
Sin embargo, fue el satánico, fumador e insoportable Tito Rosca quien, con evidente regodeo, se plantó junto a Martín Vestiga para chusmear los entretelones de esta tragicomedia burocrática.
Según el relato de Tito Rosca, el hilo conductor de esta odisea arrancó en abril, cuando un ciudadano (el afortunado protagonista de nuestra historia) amaneció con tres tarjetones de taxi mal impresos.
“¡Tres, Martín Vestiga!”, repitió Tito Rosca despachando bocanadas de humo de su cigarrillo. “Tres veces lo mandaron a su casa con un tarjetón que ni para papel higiénico servía”.
Pero el punto álgido de esta epopeya ocurrió hoy, jornada fatídica en que vencía la validez de la desinfección de su vehículo. “El pobre tipo perdió los turnos; llegó con su charol impecable, pidió el tarjetón nuevo y ¡zas!, otra vez se lo habían hecho mal”, narró Tito Rosca con deleite.
Harto de la saga, el ciudadano exigió que se lo arreglaran al instante y, milagrosamente, los empleados lo solucionaron en el acto. El hombre se retiró con paso firme…
Sin embargo, apenas habían transcurrido dos minutos cuando irrumpió la temible directora de APRA, azuzada por la sospecha. “Empezó a gritar: ‘¿Quién se está quejando?’”, contó el inefable Tito Rosca a Martín Vestiga, como si recitara un fragorífero conjuro.
“Al enterarse de que el damnificado se había ido porque el lugar cerraba, no dudó en aullar: ‘Quien tenga algo que reclamar, que lo haga conmigo. ¡Y será una lástima que el señor termine pagando multa, porque voy a llamar para que hoy no lo atiendan!’”.
Para Martín Vestiga, reconocido por su estilo mesurado, no pasó inadvertido el desplante. “Una soberbia de mierda”, concluyó Tito Rosca, burlándose mientras exhalaba humo hacia el halo de la directora.
Ayer, miércoles, era la fecha que todos consultaban en el calendario: la última oportunidad para no ir al galope por una nueva desinfección y, por supuesto, un nuevo tarjetón.
Así, entre inconfundibles carcajadas de Tito Rosca y la mirada imperturbable de Martín Vestiga, quedó plasmada la pequeña tragedia de un hombre contra el titán del papel mal doblado. Mientras tanto, en APRA nadie garantizó que hoy no se repita el “tarjetón-gate” de la temporada.
Y aunque la directora amenace con levantar el teléfono, muchos ya están marcando el 0800-¡auxilio-tarjetón!… pero, eso sí, con una anécdota que ni el mejor guionista de Netflix sabría igualar.
La argentinidad...
¡Al palo!