El reparto de los fondos confirma la línea de discrecionalidad que caracteriza al manejo de la SIDE en esta gestión. De la suma total, 8.017 millones de pesos se destinan a “gastos reservados”, un mecanismo sin control parlamentario ni obligación de rendición pública, que permite al titular del área disponer del dinero sin dar explicaciones. Los 17.233 millones restantes están destinados a gastos corrientes y de capital de la agencia.

Este no es un hecho aislado. En julio de 2024, el Poder Ejecutivo había intentado, sin éxito, canalizar 100.000 millones de pesos a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia que fue rechazado por el Senado.

Aun así, 88.000 millones llegaron a ejecutarse y luego debieron ser reintegrados tras la presión legislativa. En lo que va de 2025, ya se habían girado 7.300 millones adicionales, incluyendo 1.600 millones también etiquetados como “gastos reservados”.

El flujo constante de recursos hacia la SIDE bajo la dirección política de Santiago Caputo ha encendido alarmas en diversos sectores. Dirigentes opositores y organizaciones de prensa vienen advirtiendo sobre el creciente secretismo que rodea a la inteligencia estatal.

“Estos fondos se ejecutan sin rendición ni justificación pública, lo que exacerba la opacidad en un organismo clave para la seguridad nacional”, advirtió un legislador.

Reporteros Sin Fronteras ha incluido a la Argentina entre los países con mayor retroceso en libertad de prensa, y muchos vinculan esta tendencia con la falta de transparencia y el avance de prácticas incompatibles con un sistema democrático saludable.

En ese marco, el rol de Santiago Caputo ha sido reiteradamente cuestionado por su manejo hermético y la acumulación de poder sin controles institucionales efectivos.

La decisión administrativa también contempla partidas para el Ministerio de Salud, las Fuerzas Armadas y otros organismos, pero el foco político y mediático sigue centrado en los recursos para inteligencia, que se administran bajo un manto de reserva que impide conocer su verdadero alcance.

Mientras áreas sensibles del Estado enfrentan recortes y paralización de programas, la SIDE continúa recibiendo fondos extraordinarios sin explicar su destino ni sus resultados.