Política
Lo tienen agarrado de las terlipes

A sus plantas rendido un León: según la letra chica del acuerdo, Milei aceptó convertirse en la marioneta del FMI

El pacto firmado por Javier Milei con el Fondo Monetario Internacional especifica que el “Presiduende” deberá, literalmente, acatar “cualquier medida” que el Fondo le reclame, incluso vetar leyes del Congreso. (Foto: GROK-IA)

En una maniobra que implica tirar a la basura la soberanía e independencia de nuestro país, el presidente Javier “Jamoncito” Milei firmó un pacto ruinoso con el Fondo Monetario Internacional por medio del cual además de endeudar al país, se compromete a acatar sin rechizar “cualquier medida” que le reclame el FMI, incluyendo vetar leyes sancionadas por el Congreso.

A cambio de los 12 mil millones de dólares que recibirá la Argentina inicialmente para que el ministro timbero Luis “Toto” Caputo pueda seguir fugando guita, las condiciones adjuntas han levantado preocupaciones significativas tanto entre analistas “neutrales” como en la oposición.

El acuerdo, firmado por el ministro de Economía y el presidente del Banco Central, implica una serie de compromisos tradicionales del FMI, como una reforma laboral, una reforma tributaria y otra previsional. Medidas que si bien son brutales y afectarán a los laburantes, son el “mal conocido” y esperado por todos, ya que forman parte del recetario estándar del organismo para países en situación de crisis económica.

Sin embargo, la controversia se centra en cláusulas adicionales que implican una flagrante cesión de soberanía. Uno de los puntos más preocupantes reside en la declaración del Gobierno de “Jamoncito” de estar "dispuesto a adoptar cualquier medida adicional que resulte apropiada" y de consultar con el personal técnico del FMI sobre la adopción de estas medidas. En otras palabras, le entregaron el timón de la Economía al Fondo, sin eufemismos ni alegorías.

Además, el acuerdo compromete al Gobierno a "abstenerse de aplicar políticas incompatibles con los objetivos y compromisos del programa". Esta cláusula limita significativamente la capacidad del gobierno para implementar políticas que, si bien podrían ser beneficiosas para la población, no se ajusten a las exigencias del FMI.

"Estamos dispuestos a adoptar cualquier medida adicional que resulte apropiada para este fin y consultaremos con el personal técnico del FMI sobre la adopción de estas medidas, de conformidad con las políticas del Fondo, absteniéndose de aplicar políticas incompatibles con los objetivos y compromisos del programa aquí contenidos", dice textualmente la letra chica del pacto espurio firmado por el libertinaje gobernante.

La preocupación se extiende al ámbito legislativo, y con mucha razón: según el análisis del Instituto Consenso Federal, el gobierno se compromete de esta forma a oponerse a cualquier nueva iniciativa de gasto propuesta por el Congreso que ponga en riesgo la estabilidad fiscal. Algo que ya estaba en la vitrina libertaria, pero ahora también tiene el peso de ser una demanda del FMI, en caracter de acreedor por partida doble.

La amenaza de utilizar el veto presidencial para bloquear leyes aprobadas por el Poder Legislativo, como ocurrió con la mejora del presupuesto universitario y el aumento de las jubilaciones, genera inquietud sobre la división de poderes y la capacidad del Congreso para representar la voluntad popular, dado que "casualmente" estas medidas vetadas siempre son aquellas que reportan algún beneficio para la gente de a pie.

En definitiva, el Gobierno de Milei está ahora atado de pies y manos. Como decía antiguamente el Himno Nacional Argentino antes de ser abreviado: "A sus plantas rendido un León". Tristemente, antes el "León rendido" era la corona española y las plantas eran las de los pies del pueblo argentino, mientras que hoy, el sentido de la frase es exactamente el contrario.

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