Política
Como siempre, por decreto

Cuenta plata delante de los pobres: Milei amplió el presupuesto de la SIDE en medio de los reclamos de jubilados

Después de todo, ¿qué son 7 mil millones de pesos, no?: Milei priorizó la SIDE sobre jubilados reprimidos y damnificados de Bahía Blanca. (Foto: GROK-IA)
penas un día después de que las fuerzas de seguridad, bajo las órdenes de la ministra Patricia Bullrich, reprimieran brutalmente a jubilados, hinchas de fútbol y organizaciones sociales que reclamaban frente al Congreso por una suba salarial, el presidente Javier Milei firmó un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU 186/2025) para ampliar en 7.366 millones de pesos el presupuesto de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE).

Este incremento, destinado a fondos reservados que maneja Santiago Caputo desde las sombras, se oficializó este jueves 13 de marzo en el Boletín Oficial, mientras las heridas de la represión aún están frescas y los pedidos de ayuda de Bahía Blanca, devastada por una tormenta la semana pasada, siguen sin respuesta.

La ciudad bonaerense, golpeada por inundaciones que dejaron 16 muertos, más de 100 desaparecidos y miles de evacuados, clama por fondos públicos para su reconstrucción. Sin embargo, Milei optó por engrosar las arcas de la SIDE, un organismo que opera con discrecionalidad y sin obligación de rendir cuentas al Congreso o al Ejecutivo sobre el uso de estos recursos.

Según el Gobierno, los 7.366.286.591 de pesos servirán para “mejorar los servicios de defensa y seguridad” bajo el programa “Información e Inteligencia”. De estos, 6.344 millones de pesos se destinarán a gastos corrientes —como sueldos, bienes de consumo y servicios— y 1.022 millones de pesos a gastos de capital.

La decisión llega en un contexto de ajuste y desdén por el debate parlamentario: el oficialismo se negó a discutir una nueva ley de presupuesto para 2025, prorrogando el de 2023. Mientras tanto, los 7.366 millones ded pesos podrían haber sido un alivio para los vecinos de Bahía Blanca, que aún enfrentan las consecuencias de la tragedia. En lugar de eso, el dinero se canalizó a una estructura opaca, con 4.323 millones de pesos asignados a servicios no personales —incluidos los polémicos gastos reservados— y 885 millones de pesos para personal de inteligencia.

La maniobra de Milei no solo expone sus prioridades, sino que desnuda una gestión que reprime a los más vulnerables y desoye el sufrimiento de las víctimas de desastres naturales, todo mientras fortalece un área que opera en las sombras. La Comisión Bicameral de Fiscalización de Inteligencia, encargada de supervisar estos fondos, tiene ahora la tarea de exigir claridad. Pero, con un presidente que gobierna por decreto y silencia protestas a golpes, la transparencia parece ser lo último en su agenda.

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