En su intervención, Macri también desmontó las ideas negacionistas que Milei suele defender, cuestionando a quienes afirman que “el cambio climático es un invento”.

Para él, este es un “problema que vino para quedarse”, y urgió a una acción conjunta entre Nación, Provincia y municipios para reconstruir Bahía Blanca. “Espero que el trabajo en conjunto empiece, aunque sea lento”, afirmó, y lanzó un dardo directo: “Entiendo que a Milei no le guste sentarse con Kicillof, pero no hay más remedio, es el gobernador”.

El líder del PRO, que en su gobierno apostó sin éxito por las PPP (participaciones público-privadas), insistió en la necesidad de un plan de obras hidráulicas a nivel nacional. “No hay alternativa, el Estado tiene que licitar”, remarcó, dejando en evidencia la improvisación de Milei, quien parece más preocupado por su ideología que por soluciones concretas. La tragedia bahiense expuso la fragilidad de un país sin infraestructura, algo que el actual presidente parece ignorar.

Las críticas de Macri no se detuvieron ahí. En San Nicolás, apuntó contra las retenciones al campo: “No se aguantan más”. Reconoció la estrechez fiscal, pero desafió al gobierno a “fabricar recursos cortando gastos en otro lado, más rápido y mejor”. También lamentó el deterioro de la infraestructura que afecta tanto al agro como a la ciudadanía.

Como no se guardó nada, también habló sobre el acuerdo con el FMI, que consideró imprescindible, cuestionó su ejecución vía DNU: “Demuestra la debilidad institucional en la que estamos”, recriminó. Así, el expresidente no solo critica a Milei, sino que le da una clase de gobernanza que el libertario parece incapaz de aprobar.