La historia viviente
4 de febrero de 1813

El día que la Asamblea del Año XIII suprimió la esclavitud

Los representantes de nuestro incipiente país dieron un enorme paso en favor de la justicia y la igualdad de las personas.

Por Gustavo Zandonadi, especial para NOVA

El 4 de febrero de 1813 la Asamblea General Constituyente, conocida como Asamblea del Año XIII, proclamó la libertad para todos los esclavos de países extranjeros que pisaran el territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

En 1813 el Río de la Plata se encontraba en plena lucha por su independencia del dominio español. La Revolución de Mayo de 1810 había abierto un nuevo capítulo en la historia de la región, dando inicio a un proceso de transformación política, social y económica. En ese escenario la Asamblea del Año XIII fue convocada con el objetivo de declarar la independencia y establecer un marco legal que guiara el desarrollo del país que estaba naciendo.

La Asamblea fue una de las primeras instituciones democráticas de las Provincias Unidas. Comenzó a sesionar el 31 de enero de 1813 con la misión de redactar una constitución que reflejara los ideales de libertad e igualdad, inspirada por las revoluciones contemporánea de Europa y Norteamérica. Los miembros de la Asamblea eran representantes elegidos por sus provincias.

La necesidad de una Asamblea Constituyente surgió de la urgencia de dotar al nuevo Estado de un marco legal, necesario para la creación de un nuevo orden político para asegurar la gobernabilidad y la cohesión territorial. La falta de un plexo normativo y de un gobierno centralizado amenazaba con dividir a las Provincias Unidas, que debían enfrentar la guerra de independencia, sumada a nuevos conflictos internos que antes no existían.

La Asamblea del Año XIII logró importantes avances, como la abolición de los títulos nobiliarios, la eliminación de las diferencias raciales en el acceso a cargos públicos y la sanción del himno nacional. Sin embargo, uno de sus logros más significativos fue el que recordamos hoy. Esta medida sobrevivió a la turbulenta política argentina y quedó plasmada en el artículo 15 de la Constitución de 1853.

La declaración de libertad para los esclavos extranjeros fue un paso audaz y significativo en un contexto mundial donde la esclavitud aún era una práctica común. Pero la política argentina iba por otro lado. Las divisiones internas y las presiones externas finalmente llevaron a la disolución de la Asamblea, el 24 de enero de 1815 sin haber logrado la redacción de una constitución.

A pesar de sus limitaciones, la Asamblea del Año XIII dejó un legado duradero en la historia argentina. Su agenda sentó las bases para el desarrollo de un Estado moderno, basado en principios democráticos, que en un principio se limitó al papel pero que encontró cumplimiento efectivo en el siglo XX, con la aparición de los grandes movimientos populares.

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