Economía y Empresas
Siguen sin cumplir sus promesas

El Gobierno ajusta todo, menos las reservas

El Gobierno sigue sin poder bajar la inflación. (Dibujo: NOVA)

El Banco Central ha decidido reducir la tasa de interés de referencia a 29 porciento anual, en lo que parece ser un intento por frenar la inflación, que, aunque ha disminuido levemente, sigue estando muy por encima de lo que el Gobierno prometió al inicio de su mandato. A partir del lunes, el tipo de cambio oficial será ajustado de manera más gradual, a un ritmo de 1 porciento mensual. Esta decisión se toma en un contexto donde la apreciación del peso, conseguida parcialmente a través de medidas drásticas, ha sido temporal y no garantiza estabilidad a largo plazo.

El Gobierno había fijado el esquema del "crawling peg" (depreciación gradual del peso) en 2 porciento mensual en diciembre de 2023, pero tras varias críticas sobre la falta de resultados concretos y la creciente presión sobre el mercado cambiario, ahora opta por reducir ese ritmo. Si bien la baja de la tasa de interés podría estar relacionada con una ligera desaceleración de la inflación, los resultados hasta el momento no son suficientes para poner fin a la creciente desconfianza en el sistema económico, ni para despejar las dudas sobre las futuras negociaciones con el FMI.

El equipo económico se muestra optimista con una tasa de inflación mensual en torno al 2,5%, pero el hecho de que esta se mantenga aún lejos del 2 porciento de metas anunciadas plantea interrogantes sobre la verdadera efectividad de las políticas aplicadas. Además, la dependencia del tipo de cambio oficial como ancla inflacionaria ha demostrado ser insostenible en un entorno de inflación descontrolada, lo que ha obligado al Gobierno a implementar ajustes constantes, sin una estrategia clara que logre romper con la espiral inflacionaria.

Si bien la decisión de reducir el ritmo de depreciación busca tranquilizar el mercado, no se puede obviar que las expectativas de los inversores siguen siendo pesimistas. A esto se suman las conversaciones con el FMI, que siguen siendo inciertas y podrían marcar el rumbo de la política económica en los próximos meses. Mientras tanto, la moneda local sigue bajo presión, y el recorte de tasas podría intensificar la dolarización de los ahorros, como ya ocurrió a mediados de 2024.

En resumen, el ajuste cambiario y la baja de tasas de interés no parecen ser soluciones definitivas para los problemas estructurales de la economía. El Gobierno sigue buscando respuestas en un contexto internacional complicado, mientras que los efectos de sus políticas no logran generar la confianza necesaria para estabilizar el mercado cambiario de manera sostenible.

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