La factura había sido emitida el 24 de octubre, estaba dirigida a la alianza nacional de LLA y aseguraba cubrir gastos de cartelería, lonas y material gráfico en varias ciudades rionegrinas. Todo parecía formal: CUIT, sello y código QR de AFIP incluidos. Pero al momento de pedir los comprobantes, el responsable de la maniobra, Abelardo Calfín, no pudo mostrar ni un solo recibo ni prueba de ejecución del servicio.

Calfín no es un desconocido. Se trata de un empleado de ANSES con llegada directa a dos referentes libertarios en la provincia: Lorena Villaverde y Julián Goinhex. Según reconstruyó el medio local "TodoRoca", el funcionario se negó sistemáticamente a entregar documentación que justificara el gasto millonario que pretendía cobrar.

La jugada cayó mal dentro del partido: no solo por el intento de estafa, sino porque dejó expuesto un problema que viene creciendo en la fuerza de Javier Milei desde las elecciones: la falta de control interno, los gastos duplicados y la convivencia entre militantes libertarios y empleados del Estado que operan de manera paralela.

El tesorero Zgaib anuló la factura, pero el daño político ya estaba hecho. La maniobra dejó en evidencia la existencia de cajas paralelas, operadores informales y negociados internos dentro de la estructura rionegrina del partido que enarbola la bandera de la transparencia.

Mientras tanto, desde el sector de Villaverde y Goinhex reina el silencio. Nadie explicó por qué un empleado público que responde al espacio intentó facturar por una campaña que nunca realizó. La pregunta que queda flotando es simple pero letal: ¿cuántas facturas como esta pasaron antes sin que nadie las detectara?