Sin embargo, uno de los datos más destacados del reacomodamiento es la continuidad de Santiago Caputo como asesor presidencial, pese a la pérdida de influencia que experimentó en los últimos meses.

Caputo, considerado una de las figuras más influyentes en el círculo íntimo de Milei desde la campaña electoral, logró conservar su lugar en la mesa chica del gobierno, aunque con menor centralidad frente al avance de la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei.

Según trascendió, la nueva configuración del gabinete responde a la intención del mandatario de ordenar la gestión y reforzar la coordinación política de cara a un fin de año marcado por los desafíos legislativos y económicos.

En la reunión, Milei delineó los ejes prioritarios que el Ejecutivo impulsará en las próximas sesiones extraordinarias del Congreso: la aprobación del Presupuesto 2026, la reforma laboral, la reforma impositiva y la actualización del Código Penal.

El Presidente pidió a sus ministros trabajar con "coherencia y determinación" para avanzar con las reformas estructurales que considera claves para consolidar el rumbo de su administración.

A pesar del mensaje de unidad transmitido oficialmente, puertas adentro persisten tensiones. El rediseño del gabinete expuso el desplazamiento de algunos asesores que habían tenido protagonismo en los primeros meses de gestión y la consolidación de otros actores con mayor peso político.

En ese contexto, Santiago Caputo mantiene su función de asesor estratégico, pero ya no concentra la misma capacidad de decisión ni el nivel de influencia que ostentaba al inicio del gobierno.

El relanzamiento del gabinete busca proyectar una imagen de orden y cohesión, aunque en el entorno presidencial reconocen que el clima interno es de transición y reacomodamiento.

Mientras Milei intenta mostrar fortaleza política, la figura de Caputo continúa siendo observada con atención tanto dentro como fuera del oficialismo, como símbolo de la etapa inicial del gobierno libertario y de su estilo de conducción.