El punto de quiebre

El dictamen de la fiscal Roteta fue la gota que rebalsó el vaso. En el gobierno daban por descontado que, una vez presentado el pedido formal, la Justicia acompañaría la reconfiguración de la lista para posicionar a Santilli en el primer lugar. Sin embargo, Roteta se atuvo a la letra de la ley y falló a favor de que Reichardt, por ser la siguiente candidata en la lista original, ocupe la vacante dejada por José Luis Espert.

Las imágenes del juez Ramos Padilla supervisando personalmente las boletas ya impresas con la cara de Espert fueron el primer campanazo de alerta que el gobierno optó por ignorar. En el entorno de Santilli no salen de su asombro: aseguran que no puede creerse que se haya comunicado su candidatura sin tener las conversaciones avanzadas con el juez para garantizar una reimpresión ágil de las boletas.

La bomba de tiempo: la ley de paridad

Complicando aún más el escenario, el peronismo ya movió ficha. A través de su apoderado, Luis Eduardo Sprovieri, la candidata de Unión por la Patria, Galmarini, presentó una denuncia para que se respete la ley de paridad de género. El argumento es contundente: el reemplazo debe hacerse mediante un "corrimiento ascendente" de la lista, lo que consagraría a Reichardt en el primer puesto. Cualquier reconfiguración arbitraria, sostienen, violaría la norma.

Esta denuncia judicial pone al gobierno entre la espada y la pared. Cualquier movimiento para sacar a Reichardt y mantener a Santilli a toda costa los expondría a una acusación de "machirulo", un golpe letal para su imagen pública.

La salida que analizan: bajar la candidatura de Reichardt

Ante este panorama, y convencidos de que el juez Ramos Padilla no irá en contra del dictamen de la fiscal, desde la campaña bonaerense de La Libertad Avanza analizan una solución drástica: bajar la candidatura de Karen Reichardt.

Se trata de un movimiento de alto riesgo. Por un lado, evitaría la boleta encabezada por una figura que no es la elegida por el núcleo duro del gobierno. Pero, por el otro, los dejaría expuestos a las críticas por apartar a una mujer de la contienda, precisamente cuando el peronismo ya los está acusando de violar la paridad.

El problema que viene: la boleta fantasma

Aún si logran resolver el entuerto de las candidaturas, el gobierno se topará con un segundo muro de alta complejidad: conseguir la habilitación judicial para reimprimir las boletas. Si la Justicia no lo autoriza –y todo indica que Ramos Padilla no lo hará–, los libertarios se verían en la situación surrealista de presentar en el cuarto oscuro una boleta con la foto de dos candidatos que han renunciado: José Luis Espert y, potencialmente, Karen Reichardt.

La crisis no es solo legal; es política. Muestra un gobierno que actúa primero y consulta después, que subestima a la Justicia y que se encuentra atrapado en sus propias contradicciones. El relato de la eficiencia y el cambio choca contra la pared de la realidad institucional. El desenlace de este pulso definirá no solo los nombres en la boleta, sino la credibilidad misma de La Libertad Avanza para gobernar dentro de las reglas de la democracia.