Detenido en Neuquén el 15 de abril de 2021 tras una circular roja de Interpol, Machado aguarda su extradición a Estados Unidos, donde enfrenta cargos que podrían valer cadena perpetua.

Desde 2011, según la justicia estadounidense, operaba comprando aviones con registros falsos a través de Aircraft Guarantee Corporation (AGC) en Onalaska, Texas, una ciudad sin aeropuerto.

Estas aeronaves, registradas ilegalmente ante la FAA, se exportaban a países como Colombia, Venezuela y México para traficar cocaína. Casos resonantes incluyen 1.556 kilos de droga hallados en México y 2,3 toneladas en Belice, en un avión vendido a un narco de Sinaloa.

Machado también está señalado por un esquema Ponzi: captaba inversores para comprar aviones inexistentes, desviando fondos a fideicomisos que financiaban sus empresas criminales, como la minería ilegal de oro y plata en Guatemala.

“Los investigadores hallaron envíos por millones de dólares a nombre de Machado, quien desviaba parte del dinero a minas de minerales en Guatemala”, señaló Ernesto González, fiscal federal, a la WFAA.

En nuestro país, su nombre apareció en el caso de los hijos de José Juliá, ligados al narcotráfico, y en la “Ruta del dinero K”, con aviones de South Aviation usados para mover fondos malversados. Es decir, también estuvo vinculado en causas que ya fueron investigadas y dieron con condenas.

Y, en Guatemala, Machado habría financiado campañas de políticos como Jimmy Morales, Alejandro Giammattei y Sandra Torres, prestando aviones y helicópteros. Tal como ahora se lo acusa con Espert. Pero, ¿para qué?

El negocio es redondo: los candidatos perciben grandes sumas de dinero para financiar sus campañas, pero, a cambio, deben garantizar que Machado o "su gente" pueda trasladar cocaína y comerciarla libremente por el país, sin molestias.

Ahora, desde su celda en Río Negro, su sombra sigue pesando sobre Espert, cuya campaña queda bajo sospecha por estos vínculos.