Política
La pregunta del millón: ¿Es o se hace?

¿Inoperancia real o manipulación voluntaria de datos?: Milei usa indicadores erróneos para dibujar resultados positivos

El “Presiduende” Javier Milei afirmó que los salarios aumentaron basándose en datos del RIPTE, pero los especialistas advierten que esa herramienta no sirve para evaluar la evolución de los sueldos. (Dibujo: NOVA)

El presidente Javier “Jamoncito” Milei no para de mostrar la hilacha, y cada vez cuesta más responder a la difícil pregunta que se hace gran parte de los argentinos: si realmente “es” un tarambana que no para de meter la pata y causar vergüenza ajena, o “se hace” el imbécil a propósito para distraer la atención de lo importante y de paso enmascarar acciones, motivos y actuaciones bastante siniestras como “errores” de un loquito.

Para muestras basta un botón. Desde que anda dando vueltas por los medios, incluso antes de soñar con presentarse a las elecciones presidenciales, Milei ya venía tirando sarasa a diestra y siniestra. Basta con recordar su típico discurso copiado y autoplagiado, en el que repite como un mantra lo de que “los países libres son mil veces más blablá”, sin que nadie le pregunte de donde saca, y como calcula esos datos, que parecen sencillamente inventados.

Cualquier falsa expectativa de que Milei fuera un tipo serio, un economista poco -o muy, según se lo mire- ortodoxo pero fiable, se difuminaron en cuanto empezó a rebolear sarasa de aquí para allá sin ningún tipo de explicación ni justificación verificable. Como aquello de la inflación heredada al 15 mil por ciento. Por muy desastroso que haya sido el Gobierno de Alberto Fernández, es innegable que ese cálculo de Milei es falso.

Pero claro, con esa excusa de haber evitado un 15 mil por ciento de inflación, la verdadera inflación de 25,5 por ciento que generó el “Peluca” en apenas unos días de Gobierno, parece aceptable, cuando en realidad se trata de un dato nefasto. Es cuestión de exagerar grotescamente el -real, pero no tan grande- fracaso ajeno, para que el desastre propio -mucho peor que el de los otros- parezca un logro.

Y la duda se agranda con sus últimas consideraciones sobre los salarios. Recientemente, el enano patilludo 2.0 se refirió a un supuesto crecimiento de los sueldos en el último mes. Para justificar la paparruchada, que no es creíble para ningún argentino que se gane la vida honestamente, tomó como base los datos del índice de Remuneración Imponible de los Trabajadores Estables de la República Argentina (RIPTE) y los contrastó con la medición de la inflación.

Sin embargo, como explica el periodista Santiago Reina en el medio especializado en economía y finanzas Ámbito, en primer lugar, el RIPTE no surge de salarios concretos sino de la base considerada para los aportes de la seguridad social, que en la actualidad tienen un tope que se actualiza cada tres meses.

Cuando ese tope está pisado, como en el primer bimestre, el RIPTE evoluciona a un ritmo menor que el resto de los indicadores salariales. Por el contrario, cuando hay ajustes en ese tope (como ocurrió en abril, con un 27 por ciento de aumento), el RIPTE se acelera más que las cifras del SIPA o del INDEC.

"Más que los salarios, el RIPTE está influenciado por la movilidad jubilatoria y los saltos en el tope de aportes personales", sostuvo el economista y director de la consultora C-P, Federico Pastrana.

Por otra parte, el RIPTE no contempla los conceptos no remunerativos de los salarios, que frente a la actual dinámica inflacionaria, ganaron mucho peso en las liquidaciones realizadas por los empleadores.

Incluso desde la página web de la propia Secretaría de Trabajo explican que el RIPTE fue elaborado como insumo para determinar la movilidad jubilatoria pero "no refleja necesariamente la evolución de los salarios del empleo registrado privado".

Ante semejante falta de honestidad para que los cálculos cierren, la pregunta vuelve una y otra vez: ¿Milei es, o se hace? ¿No sabe de verdad hacer las cuentas, o elije a propósito indicadores inadecuados, para que le den el resultado que él espera? ¿Estamos en manos de un inepto que se inmola creyendo su propia falacia, o de un cínico que sabe muy bien lo que hace e intenta maquillar la realidad?

Sea cual sea la respuesta, “la única verdad es la realidad”, y en la calle se pueden ver los resultados espantosos de la gestión del “Peluca”, sin discurso exitista que pueda atenuarla ni taparla.

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