Claro, con semejante afirmación, uno se imaginará que lo que aprobó Diputados es un reformón que hace que los jubilados pasen a cobrar dignamente, ganándole a la inflación, y quizás hasta recuperando el terreno que vienen perdiendo desde hace años. "¿Se irán al doble, al triple, las jubilaciones?", podría pensar uno luego de escuchar las peroratas de Milei y su séquito despotricando contra la reforma.

Pues no. Lo que tanto hizo enloquecer al “Presiduende” y le puso en jaque su estabilidad emocional y fiscal es un mísero 8,5 por ciento. Una cifra ridícula que no le mueve la aguja ni a los jubilados, ni a la caja estatal, ni a Magoya.

Claramente, lo que Milei no puede soportar es que el “opoficialismo” haya “transado” con la oposición real para sacar un proyecto que favorece (por muy insignificante que sea el cambio) a los “viejos meados” que él tanto desprecia, y que seguramente le deben parecer un “gasto” puesto que “ya no producen”.

Este lunes, el proyecto de reforma vendehúmo llegó al Senado, donde se espera otro debate intenso y que también estará enmarcado en la lucha por la nefasta ley Bases. Si bien los números de la oposición son alentadores para la aprobación de los cambios en la movilidad jubilatoria, lo cierto es que el loquito ya puso sobre la mesa sus cartas y aseguró que, en caso de salir, la va a vetar.

Lo curioso es que los mismos diputados “casta” que otorgaron un 8,5 por ciento de aumento a los jubilados, tienen este mes un aumento del 80 por ciento. Y a diferencia de los jubilados, los legisladores no cobran migajas: con la suba, pasan a ganar más de dos millones de pesos.

Y lo más raro es que al “anti casta” Milei lo que le desacomoda la “caja” y le hace volar la peluca no es el aumento del 80 por ciento en sueldos millonarios, sino el 8,5 de los que cobran migajas y que apenas pueden sobrevivir, porque además le recortaron el acceso a los remedios y se les encarecen las obras sociales.

Sorpresa para el que todavía le creía a "Jamoncito" su verso de que no iba a meterse con los más débiles y que la casta iba a pagar la fiestita: la amenaza de veto no es contra el aumento de la casta, sino contra el de los jubilados.

Como siempre, los que pagan el pato son los más débiles. El “Presiduende” vetará la ley pagando el coste político de su odio hacia los jubilados, los diputados cobrarán su 80 por ciento de aumento, y los abuelos seguirán sufriendo en la lona.