Economía y Empresas
Para ellos es un vuelto

Sobrevolando la carroña: el fondo buitre BlackRock "respalda" al Gobierno comprando bonos emitidos por el Banco Central

Tras una reunión del CEO de la entidad con Javier Milei, el poderoso carancho invirtió 1,8 millones de dólares en el BOPRAEL, una suma que tiene más efecto simbólico que material. (Dibujo: NOVA)

Aquella promesa de Javier Milei acerca de prender fuego el Banco Central (BCRA) parece cada vez más lejana en el tiempo, como tantas de las cosas que dijo antes de largarse a la carrera presidencial, y en muchos casos ya durante la campaña electoral que lo terminó catapultando a la Casa Rosada más por falta de competencia digna que por mérito.

Contrario a lo que dijo Milei que haría, el BCRA no solo sigue vivito y coleando, sino que también es un instrumento más en manos de su Gobierno para hacer tejes y manejes, negociados y transfugueadas por debajo de la alfombra, usando la plata de los argentinos para la timba financiera.

En este sentido, recientemente el “Gato con Peluca”, que había tenido contacto y diálogo previamente con Larry Fink, el CEO de uno de los fondos buitres más nefastos, peligrosos y con mayor poder a nivel mundial -tiene más patrimonio que muchos países PBI, incluyendo el nuestro-, recibió un guiño cómplice por parte de la especuladora por medio de una inversión en el bono BOPREAL, emitido por la gestión de La Libertad Avanza por medio del Banco Central.

El BOPREAL es un bono para los importadores que el BCRA lisita mensualmente, y que por ahora no estaba logrando mucho éxito en las grandes multinacionales con deudas comerciales, a quienes estaba destinado. Sin embargo, ahora entra a jugar la mano más maligna del mercado, gracias a los chanchullos de Milei y Fink, quien invirtió por medio de BlackRock unos 1,8 millones de dólares.

La suma parece mucha plata para un ciudadano de pie, pero para los caudales que se mueven en el ámbito financiero internacional y para la guita que maneja un buitre del peso de BlackRock, no llega a ser ni siquiera un vuelto. No mueve el amperímetro del propio BlackRock, pero tampoco de las cantidades de bonos que necesita colocar el Gobierno.

Es decir, la intervención es un simple gesto político, un guiño de respaldo al Gobierno de Milei en cierta medida, pero también es una señal de que el buitre de Fink no va a meter la cabeza en la boca del “León”. Es una inversión para dar visibilidad y un poco de apoyo, pero sin jugarse nada demasiado importante en el éxito del bono.

En definitiva, esta sociedad, que es parasitaria para el país, podría salirle relativamente bien tanto al Peluca como al fondo en cuestión. El Presidente se puede anotar un poroto -por muy insignificante que sea- a la hora de hablar sobre las inversiones conseguidas y podría lograr que el nombre de Fink ayude a traer más entusiastas de la timba financiera a especular con el país.

Mientras que para Fink… como se sabe, los buitres nunca se van con la panza vacía. Los fondos carancheros suelen invertir en bonos basura de poca fiabilidad, para luego cobrar varias veces el valor invertido por medio de intereses compesaciones, y la intervención de un poder judicial servil y corrupto. Nuestro país los ha padecido numerables veces, pero parece que no aprendemos. Además, de este modo el rey buitre, que dice estar interesado en los negocios de la Argentina, se asegura una llegada y respaldo político extra para hacer sus trapisondas.

Como siempre, los que salen perdiendo son los argentinos de a pie, que nada tienen que ver con operetas financieras, ni timbas, ni bonos, pero que más temprano que tarde, terminan siendo los que pagan los platos rotos de la jodita.

El negocio es redondo para los poderosos: ellos apuestan, nosotros pagamos. Si hay ganancia se la llevan ellos; si hay perdida, nos toca a nosotros hacernos cargo. “Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas”, decía con mucha razón don Atahualpa Yupanqui.

Un peso pesado de los buitres

BlackRock es un fondo buitre de los de peor calaña y que mayor daño causa a países como el nuestro -sobre todo cuando hay Gobiernos entreguistas como el actual a cargo de la gestión-, que son blancos sumamente fáciles para la especulación financiera.

Para poner en perspectiva el poderío de este buitre gigantesco y monstruoso, solo basta con resaltar que es poseedor de un patrimonio que ronda los 9 billones de dólares, lo que supera en una veintena de veces al PBI de nuestro país.

De hecho, ya fue un duro adversario de la Argentina en el marco de una negociación por reestructuración de deuda de 66 mil millones de dólares, a la que se opuso férreamente durante el 2020.

A su vez, BlackRock es uno de los buitres del club de los que más títulos de deuda argentina posee y en el cual coordina acciones para negociar. El CEO Larry Fink, un hombre turbio y de armas tomar, tiene llegada al ex presidente domador de reposeras, Mauricio Macri, y como si fuera poco, además BlackRock podría haber estado relacionado con el financiamiento de la campaña de La Libertad Avanza.

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