Política
Dime con quién andas...

Menú del día, jamón con melón: Milei se reunirá con Meloni, la mandataria fascista de Italia que espanta a Europa

Javier "Jamoncito" Milei tendrá un encuentro con Georgia Meloni, una dirigente tan desquiciada que hasta la nieta del dictador Benito Mussolini se alejó de su partido por considerarlo demasiado extremista. (Dibujo: NOVA)

Si algo hacía falta para terminar de confirmar que el “Presiduende” Javier Milei es un fascista disfrazado con un ampuloso discurso que pondera la libertad como valor máximo pero que a la hora de reflejarlo con hechos se inclina hacia el autoritarismo, solo hace falta ver su agenda internacional para comprobar que “Jamoncito” tiene vínculos con algunos de los gobernantes más rancios del planeta.

Dime con quién andas…

En la lista figuran desde desquiciados como Donald Trump, de Estados Unidos, y Jair Bolsonaro de Brasil, dos dirigentes de la ultraderecha que mostraron su verdadera cara antidemocrática cuando perdieron las elecciones y sus partidarios intentaron provocar desmanes para evitar el cambio de gestión. En el caso de Estados Unidos fue la resonante toma del Capitolio por parte de los dementes de Qanon, mientras que en Brasil se vivió un palpable intento de golpe de Estado prematuro en la Praça dos Três Poderes.

Se inscribe en la misma línea su apoyo explícito al Gobierno dictatorial de Volodimir Zelenski, quien cuenta con la simpatía de “occidente” debido a la brutal invasión rusa comandada por el nefasto Vladimir Putin que sufre Ucrania, pero que al mismo tiempo, gobierna su país de una forma totalmente antidemocrática: durante su gestión disolvió el parlamento, prohibió los partidos opositores, detuvo dirigentes, censuró a la prensa, cerró iglesias ortodoxas, y pese a haber expirado su mandato, canceló las elecciones con excusa de la guerra y continúa ejerciendo el poder de forma extemporal.

Otro caso mencionable es la relación con el jefe de Estado chino Xi Jinping, a quien el propio Milei acusaba de comunista y perjuraba que no le aceptaría tratos de ningún tipo. La realidad puso en su sitio en este caso las pretensiones del “León”, quien al final demostró ser solo un gatito con peluca y se apuró a arrodillarse ante el poder del Gigante Asiático cuando vio que la mano se le ponía brava sin la cooperación con China. En cuanto se abrió la canilla del Swap, Milei se olvidó de las violaciones a los derechos humanos y las prácticas antidemocráticas y se abrazó a Xi sin pruritos, llegando incluso a presumir de que el presidente de ojos rasgados le envió una carta de saludo por su cumpleaños.

Jamón con melón, un clásico

A este grupo de amiguitos del “defensor de la libertad” se suma también una figura que es representa a la derecha más extrema y una de las caras más visibles del fascismo en Europa: la primera ministra de Italia, Georgia Meloni, con quien Milei ha mantenido un fluido contacto y quien anunció que visitará la Argentina entre el 19 y 20 de noviembre, tras la cumbre del G20, para mantener una reunión bilateral con el “Presiduende”.

Más allá de la contradicción entre los pregones de “libertad” del “Peluca” y su acercamiento a una figura de la política fuertemente relacionada con el autoritarismo, es curioso que el acercamiento entre ambos mandatarios parece destinado por la nomenclatura culinaria que los representa: si sumamos el “Jamoncito” con el que la vice Victoria Villarruel rebautizó a Milei, con el “Melones” (traducción literal del apellido Meloni al español), nos queda como resultado un plato de entrada que es un clásico tanto en Argentina como en Italia.

El paso de Meloni por Argentina, luego de pasar por Río de Janeiro, Brasil, para participar del G20, ha generado expectativas en el oficialismo. La corte mileísta se refriega las manos con la ilusión de que la italiana vendrá con un pan debajo del brazo y anunciará inversiones en el país; sin embargo, este será el tercer encuentro entre ambos mandatarios, y hasta ahora la aguja de la cooperación internacional no se ha movido. Como le suele pasar a “Jamoncito”, el apoyo verbal que el “mundo occidental” le profesa, no se ve traducido de manera coherente a la hora de confiar en Argentina como socio.

Pasó Mussolini y dijo que “es un montón”

Para entrar en contexto sobre lo que representa Meloni a nivel internacional, hay que recordar que llegó al poder en Italia vino de la mano del renacimiento del neofacismo, que reivindica al dictador Benito Mussolini, uno de los autócratas más sanguinarios que ha visto la historia del mundo, y aliado crucial de Adolf Hitler en la Segunda Guerra Mundial.

Meloni comenzó su trayectoria política inmersa justamente en el remanente del fascismo, siendo una líder juvenil a los 15 años dentro del partido Alianza Nacional. Más tarde, este espacio terminaría confluyendo en la agrupación que Georgia lidera y junto a la que llegó al Gobierno: Hermanos de Italia.

Aunque la propia Meloni alega que la raíz fascista de este grupo quedó atrás, la realidad dice otra cosa: Hermanos de Italia tiene fuertes referencias simbólicas e icónicas que reivindican a Mussolini, como el uso de la “llama tricolor” como distintivo; o el uso del himno “Mañana me pertenece”, canción entonada por un joven nazi en la película Cabaret.

En la práctica, Meloni y su partido impulsan una fuerte xenofobia, apuntando a criminalizar a los inmigrantes, además de ser férreos enemigos de la igualdad de géneros y los derechos ganados por las mujeres y la comunidad LGBT en las últimas décadas, aunado a un rechazo contundente a la Unión Europea, y siendo acusados de proferir proclamas antisemitas y racistas.

Desde su llegada al poder, el neofacismo ha demostrado una desvergüenza total a la hora de actuar promoviendo discursos de violencia y posturas extremas, con homenajes inquietantes a la figura de Mussolini. A principios de año, por ejemplo, trascendió un video en el cual se veía a unos 150 hombres en el centro de Roma, vestidos de camisas negras (una marca estética de los “ultras” de Mussolini) levantando el brazo derecho en el clásico saludo fascista.

Son recurrentes también las agresiones, mediante violencia, de los partidarios de Meloni hacia los grupos que consideran disidentes. Esta escalada tuvo un pico alarmante cuando el periodista Andrea Joly, del diario La Stampa, fue atacado a puñetazos y patadas por un grupo de jóvenes militantes neofascistas.

Lo más curioso es que la preocupación ante el fascismo que germina a pasos alarmantes dentro de Hermanos de Italia llegó a espantar nada más ni nada menos que a Rachelle Mussolini, la nieta del “El Duce”, quien formó parte de la fuerza política, pero se alejó luego de plantear que las posiciones de sus seguidores son “demasiado extremas”, sobre todo en lo que respecta a los derechos civiles.

No obstante, todas estas señalas claras y alarmantes de la impronta fascista, autoritaria y brutal que describen al Gobierno de Meloni, parecen ser invisibles para el “Presiduende”, quien no ha tenido ni el menor prurito en abrazarla como amiga, por mucho que eso de andar reivindicando a viejos dictadores esté totalmente alejado de la supuesta libertad que profesa en sus discursos.

Lectores: 855

Envianos tu comentario

Nombre:
Correo electrónico :
Comentario: