Política
Exclusivo de NOVA

El clan Lugones y una historia de poder que los llevó a las altas esferas del Gobierno de Milei

Mario y Rodrigo Lugones, padre e hijo, fueron ganando terreno en la administración libertaria a través del gran tejido de relaciones que supieron cosechar en los últimos 30 años.

En las complejas capas del sistema sanitario argentino, Mario Lugones emergió como una de las figuras más poderosas, aunque su influencia fue históricamente discreta. A sus 77 años, y tras una extensa trayectoria en la salud privada y la academia, Lugones supo tejer una red de relaciones que hoy lo coloca en el centro del poder sanitario. Su ascenso a ministro de Salud, luego de la renuncia de Mario Russo, no es un evento aislado, sino la culminación de décadas de trabajo silencioso en las sombras, siempre de la mano de influyentes actores políticos y sindicales. Lo que hace más interesante esta historia es el papel de su hijo, Rodrigo Lugones, quien también está consolidándose como una figura clave, pero en un ámbito más reservado.

El ascenso de Mario Lugones representa el regreso de un esquema de poder que supo dominar sectores clave del sistema de salud. A lo largo de su carrera, mantuvo relaciones cercanas con Enrique "Coti" Nosiglia y Luis Barrionuevo, dos personajes históricos del poder en Argentina que siguen siendo piezas clave en las estructuras del sistema sanitario. Sin embargo, lo que más llamó la atención en su ascenso actual es su habilidad para manejar las complejidades del poder sin exponerse a los focos mediáticos.

Los primeros pasos: de médico a hombre de confianza del poder

La carrera de Mario Lugones comenzó en el ámbito privado, principalmente en el Sanatorio Güemes, una de las instituciones más importantes del sistema de salud argentino. Allí, forjó su carrera como cardiólogo y fue ascendiendo hasta convertirse en una figura influyente dentro del sector. Sus habilidades médicas fueron solo una parte de su éxito; su capacidad para crear y mantener alianzas estratégicas fue fundamental para consolidar su influencia.

Su trayectoria en el Sanatorio Güemes lo llevó a relacionarse con figuras clave del sindicalismo y la política, como Nosiglia y Barrionuevo. Junto a ellos, Lugones participó en la administración de obras sociales y en la negociación de millonarios contratos del PAMI, la obra social más grande del país. Estas relaciones lo ayudaron a consolidar su lugar en las esferas de poder, a pesar de que su presencia era poco visible para el público general.

La red de poder: Lugones, Nosiglia y Barrionuevo

El triángulo de poder conformado por Mario Lugones, Enrique Nosiglia y Luis Barrionuevo fue una constante en la política sanitaria argentina durante las últimas décadas. Esta estructura supo mantenerse vigente, adaptándose a los cambios políticos y económicos del país. Mientras Nosiglia y Barrionuevo actuaban de manera más visible, Lugones operaba en las sombras, manejando los hilos de la política sanitaria y asegurándose de que su red de influencia se mantuviera intacta.

Uno de los puntos clave de esta red fue el control de los contratos del PAMI y las obras sociales, sectores que manejan enormes sumas de dinero. La reciente designación de Gabriel Oriolo, un hombre cercano a Lugones, al frente de la Superintendencia de Servicios de Salud, es una muestra de cómo este grupo sigue controlando las decisiones más importantes del sistema.

Sin embargo, no todo fue sencillo para Lugones. Su influencia en el gobierno generó recelos entre algunos sectores, especialmente aquellos vinculados a la administración anterior. La salida de figuras como Eduardo Filgueira Lima y las denuncias de Enrique Chiantore, exsuperintendente de Servicios de Salud, sobre su despido supuestamente orquestado por Lugones, son indicios de las tensiones que su presencia genera.

Rodrigo Lugones: la nueva generación del poder

En paralelo al ascenso de Mario Lugones, su hijo Rodrigo comenzó a consolidarse como una figura influyente en el gobierno de Javier Milei. A pesar de mantener un perfil bajo, Rodrigo ha sido señalado como uno de los hombres detrás de algunas de las decisiones más importantes del gobierno en materia de salud. Su cercanía con Santiago Caputo, asesor de Milei, lo coloca en una posición privilegiada dentro de la estructura de poder.

Rodrigo Lugones es un experto en comunicación y fue asesor en diversas campañas políticas, tanto en Argentina como en el extranjero. Aunque su influencia no ha sido tan mediática como la de su padre, es evidente que su papel en el gobierno libertario es clave. Algunos señalan que la verdadera conexión de Mario Lugones con el gobierno de Milei se da a través de su hijo, quien maneja los vínculos con el equipo de su amigo personal y socio, Santiago Caputo.

Esta dualidad entre padre e hijo es un elemento central en la estructura de poder de los Lugones. Mientras Mario operaba en las sombras del sistema sanitario, Rodrigo se asegura de que la familia mantenga su influencia en otras áreas estratégicas del gobierno. Esta alianza intergeneracional les permitió expandir su control y mantenerse en la cúspide del poder sin exponerse demasiado.

Un poder que incomoda

Tanto Mario como Rodrigo generan ruido interno. En el caso del padre del “clan”, uno de los puntos de mayor tensión fue su relación con el PAMI, una de las cajas más grandes del país. Los rumores sobre su influencia en la designación de autoridades y en la adjudicación de contratos fueron constantes, y aunque Lugones negó públicamente tener tanto poder, las señales apuntan en otra dirección.

Rodrigo, por su parte, es víctima de su vinculación amistosa con Caputo, y su rol en el equipo de comunicación del gobierno de Milei lo colocaron en el centro de diversas disputas internas. Aunque mantiene un perfil más discreto que su socio, su influencia es indiscutible.

Incluso, según versiones de personas cercanas a la Casa Rosada, Rodrigo está tratando de comprar Telefónica junto al empresario Marcelo Figoli, y un canal de televisión. Ese canal es América.

Sin embargo, no terminaría allí. Rodrigo Lugones, Santiago Caputo, Martín Maestu (operador del Gobierno en el tema privatizaciones) y Diego Chaher (secretario de Empresas y Sociedades del Estado), están siendo apuntos como los arquitectos de un negocio millonario que quieren hacer IRSA inversiones de Eduardo Elsztain y Eduardo Constantini, que involucra la compra de los terrenos que pertenecen a la Televisión Pública.

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