
Lo que parecía ser un acto para impulsar la reelección de Axel Kicillof, terminó por encender la mecha de una nueva interna en el Frente de Todos, esta vez con base en la provincia. Sobre el final de su discurso, Máximo Kirchner lanzó crítica hacia el gobernador enfrente de miles de militantes y en un escenario colmado de dirigentes oficialistas.
"No hay que bajar al territorio, compañero gobernador, hay que subir a los militantes a los lugares", fue la frase que el hijo de la vicepresidente pronunció durante la culminación del evento denominado “Luche y Vuelve”, donde se inició el operativo clamor para que Cristina Fernández de Kirchner revea su decisión y finalmente se presente como candidata.
A pesar de que fueron unos pocos segundos, las palabras quedaron dando vueltas en las cabezas de los presentes, algunos con gestos de incredulidad por la inesperada crítica. Pero, más allá de ello, lo cierto es que hay un importante trasfondo político detrás del cruce público del titular del Partido Justicialista bonaerense y tiene que ver con la estructura ministerial.
Desde La Cámpora creen que dentro del Gabinete tienen poco espacio (a pesar de que ostentan varias carteras y hasta le crearon el Instituto Cultural a Florencia Saintout). Asimismo, la pelea electoral se coló en esa interna, debido a los posibles nombres que puedan ocupar las listas en las distintas secciones, donde Kicillof buscará reforzar su espacio.
Es sabido que el mandatario provincial no está alineado a la agrupación de Máximo, aunque su principal sostén sea la mismísima CFK. En algunos de los acuerdos sellados por Kirchner, se trató de impulsar la postulación de Martín Insaurralde, contando con el apoyo de un grupo de intendentes del Conurbano, aunque ese proyecto parece estar por el momento desactivado.
Como ya se ha mencionado en reiteradas ocasiones en este espacio, la idea que tenían en mente era que, ante la negativa de CFK, sea Kicillof el que encabece la fórmula a nivel nacional para que su lugar sea ocupado por el lomense. Pero lejos de ser un kamikaze, el gobernador sabe que esa jugada es demasiado arriesgada para su figura ante la inminente derrota en las presidenciales.
Desde el Frente de Todos no ganan para disgustos entre tantas peleas de sus propios dirigentes y, en lugar de afianzar la tan mencionada y olvidada unidad, se encargan de desgastarse los unos a los otros, mientras desde Juntos por el Cambio se frotan las manos de satisfacción. La tensión se vive a cada paso, aun cuando todavía restan varios meses para la rosca final en el cierre de las listas.
Conflicto electoral
A pesar de que, tanto desde La Cámpora como desde el entorno del mandatario bonaerense intentaron bajar el tenor de la crítica, lo cierto es que la frase existió y dejó mucho ruido puertas hacia adentro. Pero, lo más peligroso de cara a las urnas, es que todavía no pudieron subsanar esa especie de doble comando que hay en la provincia ante la falta de un líder natural que pueda conducir.
El propio Kicillof nunca se paró en esa postura y Máximo Kirchner es quien más le hace sombra tratando de acordar y negociar con todos. Pero, a pesar de su presidencia en el PJ, tampoco se puso a la cabeza, a pesar de las distintas estrategias planeadas para enfrentar las PASO y luego las Generales en el mejor escenario posible.
Con el correr de los meses y la proximidad al cierre de listas, la pelea puede profundizarse debido a que una de las principales disputas pasa por saber quién será el dueño de la lapicera. Apenas asumió, el gobernador se rodeó de los suyos en un Gabinete plagado de cuadros técnicos y pocos cuadros políticos, algo que cambió tras la derrota en 2021.
En este sentido, una de las lecturas posibles que dejó el final del discurso de Máximo es que justamente intentó marcarle la cancha con la frase “hay que subir a los militantes a los lugares”, como una especie de invitación a la disputa y como un pedido explícito para que los propios de La Cámpora sean quienes finalmente ocupen esos lugares.