¿"El futuro es con todos" o profundización de la grieta?: dos caminos entre los que deberá escoger el pueblo argentino

Por Alberto Lettieri, especial para NOVA
En menos de diez días de ritmo desenfrenado, Alberto Fernández espantó los fantasmas que ponían en duda su capacidad de liderazgo. Para todos ya queda bien en claro que él será el encargado de conducir los destinos de la Argentina, en caso de que las urnas así lo decidan.
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— Alberto Fernández (@alferdez) August 8, 2019
Consiguió el respaldo de los gobernadores, de los sindicalistas, de los intendentes. Lo sostuvo la actitud de Cristina Fernández, prescindente de la campaña la mayor parte del tiempo, pero presente en cada situación en que se la convocó para confirmar su respaldo al liderazgo de Alberto, asociando su figura con la de Néstor Kirchner.
Rosario se vistió de celeste y blanco con el histórico Monumento a la Bandera como eje. La ciudad que, por primera vez en décadas, se vio privada de la tradicional celebración del 20 de junio, recuperó su clima festivo asociado con los colores de la Patria. Una multitud procedente de todo el país se dio cita para expresar su apoyo al Frente de Todos, exigiendo un golpe de timón con la mirada puesta en el futuro.
Desde el mediodía, Alberto se reunión con empresarios, con intendentes de la Provincia de Buenos Aires, con los gobernadores peronistas –a excepción de Juan Schiaretti y de Juan Manuel Urtubey-, celebró un compromiso para impulsar el federalismo y propiciar la participación comprometida de las autoridades provinciales en una próxima gestión. Y no se privó de definirse como el “porteño más federal”. Y allí dejó su sentencia: “Yo no aspiro a ser un gran presidente. Aspiro a ser el presidente de una gran Argentina”.
Minutos antes de las 19 se inició el acto multitudinario. Literalmente el cielo del atardecer se volvió celeste y blanco. Los primeros acordes de “Mariposa Tecknicolor” de Fito Páez anunciaron el inicio de una jornada que promete convertirse en histórica. Allí estaban todos: Alberto, Cristina, Sergio Massa, los gobernadores. La audiencia rebozaba de legisladores, autoridades provinciales, referentes y un público entusiasta. Militantes algunos, independiente la mayoría. Argentinos todos.
Mientras que el presidente Mauricio Macri se desgañita tratando de imponer su jefatura a los gritos, insultando y descalificando a la oposición, reclamando la reelección sin ofrecer argumento alguno, Alberto y Cristina llamaron a clausurar la grieta. Apostaron al futuro, pese a que el presente les ofrece decenas de argumentos para enrostrarle a Cambiemos. Salud, educación, trabajo, producción, inversión productiva fueron los argumentos preferidos para, tácitamente, desautorizar al Gobierno Nacional. Y, por si fuera poco, la promesa de que “nunca más” Alberto y Cristina –y sus respectivos seguidores-, volverían a distanciarse, cuando lo que se juega es algo mucho más importante: el futuro de todos los compatriotas.
“El futuro es con todos”, reiteró Alberto una y otra vez y llamó a hacer realidad la unidad. Cristina ya lo había enunciado antes, reconociendo viejos errores, y manifestándose dispuesta a subsanarlos. Mientras tanto, a no muchos kilómetros de allí, el presidente Macri insistía en forzar la discordia y la continuidad de los argentinos como estrategia de campaña.
Las cartas están sobre la mesa. El pueblo soberano, a partir del próximo domingo, será el juez inapelable de su propio futuro.