Panorama Político Bonaerense
Elecciones

El oficialismo se prepara para resignar distritos en la provincia de Buenos Aires

María Eugenia Vidal, gobernadora de Buenos Aires, tachando distritos. (Dibujo: NOVA)

Por Maxi Pérez (@perezmaxi), corresponsal de NOVA en Casa de Gobierno y Legislatura bonaerense

El escenario electoral de cara a las generales de octubre se clarifica y el oficialismo comienza a hilar fino estrategias para retener la mayor cantidad de distritos, ganar la provincia y achicar la diferencia que separa a Alberto Fernández de Mauricio Macri en territorio bonaerense, para lo cual parece que esta vez será necesario resignar algunos municipios.

Hasta hace poco más de una semana la orden de promover la "boleta completa" era un mandato divino que la gobernadora María Eugenia Vidal estaba dispuesta a aceptar sin quejas, aunque en las últimas horas pareciera que hay lugar para flexibilizar las tensiones y en el Ejecutivo nacional admiten que necesitan resignar potencia electoral para retener la provincia.

"Macri no importa, vota a Vidal y de ahí para abajo a quien quieras", sería desde hace unos días la indicación que los punteros territoriales del oficialismo están bajando a los votantes "posibles" en los distritos del Conurbano Sur, en dónde la figura del Presidente es una verdadera mochila de plomo para los candidatos locales y amenaza con dejar a la gobernadora herida de muerte para octubre.

La novedad trajo tensiones con los dirigentes de aquellos distritos que hoy gobierna el oficialismo, que muy probablemente pierda a manos de los candidatos peronistas, como Berisso, Quilmes, Pilar y General Rodríguez, otros en los que el Frente de Todos amenaza con hacer una gran elección e incluso quizá quedarse con el triunfo, como Azul y Olavarría, y la incógnita de Mar del Plata, en donde a pesar de haber arrasado en 2017, hoy ni Macri ni Vidal tienen garantizado el primer lugar.

"Estamos complicados en Berisso y eso puede ser un golpe de efecto por lo que representa para el peronismo" se sinceró un candidato a renovar su banca en la Legislatura por la Octava Sección Electoral y advirtió que "en la provincia si en agosto perdemos por 4 puntos o menos, lo damos vuelta", aunque reconoció que para eso tendrán que fidelizar algunos distritos y prácticamente "entregar" otros en los que Juntos por el Cambio no logra penetrar.

Éxitos y fracasos de las gestiones amarillas

Pero no todo es consecuencia de las políticas económicas o de la inclinación tradicional de los votantes locales como ocurre en algunos municipios "peronistas" del conurbano, sino que en muchos distritos el oficialismo está cerca de naufragar por la propia impericia de sus intendentes, que en muchos casos llegaron al Municipio arrastrados por la ola amarilla y no por mérito propio.

Valer recordar que, en 2015, Cambiemos esperaba quedarse con 45 intendencias y finalmente ganó en 65, por lo que una veintena de jefes comunales se encontraron con la necesidad de armar equipos y encarar una gestión para la que quizá no estaban preparados.

Quilmes, con el cocinero Martiniano Molina al frente, y General Rodríguez, con el gobierno de Darío Kubar, son claros ejemplos de esta situación. El más mediático de los nuevos intendentes de 2015 gozó del acompañamiento pleno de la gestión de Vidal, pero aún así hizo agua en varios frentes y hoy ese distrito es una de las apuestas fuertes del peronismo, que además lleva como candidata a la polémica Mayra Mendoza, que por su alto grado de exposición puede ser una excelente contrafigura a Martiniano.

En General Rodríguez, el principal problema de Kubar son los recursos del Municipio, por lo que llega a las elecciones con problemas para pagar los sueldos a los empleados y con los funcionarios al borde del colapso porque debido a esta situación hubo un atraso significativo en el pago de sus aguinaldos.

Un caso extremo, pero menos dañino es el del Mar del Plata, donde Carlos Arroyo salió eyectado del oficialismo hace más de 2 años cuando dejaron de atenderle el teléfono en gobernación y comenzó a preparar su "boleta corta" para ir por una casi imposible reelección. La ventaja en este caso es que el oficialismo nunca apuntaló demasiado a la figura del intendente y siempre promovió a otros potenciales candidatos para ese distrito.

Este escenario no indica que necesariamente los candidatos de Juntos por el Cambio vayan a fracasar en sus intentos de reelección, pero sí que en la estrategia del oficialismo le empieza a “soltar la mano” a los jefes comunales que no pueden ofrecer garantías de cara al futuro.

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