En un intento por marcar distancia, insistió en que durante los 16 años en los que gobernaron la Ciudad, lograron ganarle al kirchnerismo con gestión y no con ataques internos. "Gobernando bien se acaban los fantasmas", lanzó, y pidió dejar de lado los enfrentamientos.

Sobre su decisión de competir con su propio espacio, reveló que varios amigos en común con Mauricio Macri le pidieron que baje su candidatura para no dividir al electorado. Sin embargo, aseguró que su prioridad es Buenos Aires. "Mi obsesión es que los porteños vivan mejor".

Con respecto a su relación actual con el "gato", recordó que Macri no lo apoyó cuando fue precandidato a Presidente. "Él tomó la decisión de respaldar a Patricia Bullrich. Lo respeto, pero me duelen las agresiones", admitió.

Por su parte, Mauricio Macri no se quedó atrás y redobló la crítica: "No es lo que huele mal, lo que huele mal es que haya una candidatura funcional al kirchnerismo". Y sin rodeos, atribuyó la decisión de Rodríguez Larreta a un tema personal: "No superó la derrota con Bullrich y termina tomando decisiones equivocadas".

Así, la interna del PRO sigue escalando y el aire entre los protagonistas, más que olor a pis, parece tener un fuerte aroma a vendetta política.