Miller, oriundo de Fort Worth, Texas, dejó una huella imborrable durante su carrera en la NBA, donde jugó para equipos como los Phoenix Suns, Detroit Pistons y Toronto Raptors, entre otros, a lo largo de nueve temporadas (1992-2004).

Con sus 2.06 metros de altura y un peso que en ocasiones superó los 180 kilos, se destacó como un pivote dominante, capaz de combinar fuerza bruta con una habilidad sorprendente para su tamaño. Su paso por la liga no solo lo convirtió en un personaje memorable, sino también en un símbolo de superación frente a los prejuicios sobre su físico.

Una de las anécdotas más recordadas de su trayectoria la compartió Shaquille O'Neal, quien en una entrevista evocó cómo Miller llegó a una pretemporada con un peso que sorprendió a todos, incluyendo al propio Shaq.

"Era un tipo grande, pero sabía jugar", dijo el legendario pivote, subrayando el respeto que Miller se ganó entre sus pares. Más allá de las estadísticas, su carisma y autenticidad lo hicieron querido tanto dentro como fuera de la cancha.

La noticia de su fallecimiento, ocurrida el 12 de marzo de 2025, ha reactivado el debate sobre el impacto de las leyendas menos convencionales en la NBA.

En redes sociales, aficionados han compartido videos de sus mejores jugadas y mensajes de despedida, mientras que la Asociación de Jugadores de la NBA emitió un comunicado lamentando la pérdida de "un guerrero del básquetbol". Su legado, aseguran, perdurará en la memoria colectiva del deporte mundial.