Así culminaba la carrera de uno de los delanteros más emblemáticos del fútbol mundial, cuya potencia goleadora y carisma dejaron una huella imborrable en la historia del deporte.

Nacido el 1 de febrero de 1969 en Reconquista, provincia de Santa Fe, el eximio delantero creció en una familia de clase media y comenzó a destacarse desde muy joven en el deporte.

Hijo de Omar Batistuta y Gloria Zilli, Gabriel tuvo un interés temprano por el básquetbol, pero fue en el fútbol donde encontró su verdadera pasión. A los 17 años, ingresó en las divisiones inferiores de Newell’s Old Boys, iniciando así su camino hacia la élite del fútbol.

Tras breves pasos por River Plate y Boca Juniors, Batistuta despegó definitivamente al ser adquirido por la Fiorentina de Italia en 1991. En el club de Florencia, encontró su hogar futbolístico y se convirtió en una leyenda.

Durante nueve temporadas, anotó 207 goles en 333 partidos, ganándose el corazón de los aficionados y consolidándose como el máximo goleador de la historia del club. Su fidelidad a la Fiorentina fue tal que, incluso en la temporada que el equipo descendió, permaneció en sus filas para devolverlo a la Serie A.

Batistuta no solo brilló en su carrera a nivel de clubes, sino que también fue un ícono con la camiseta de la Selección Argentina. Representó a su país en tres Mundiales (1994, 1998 y 2002) y fue una pieza clave en la conquista de dos Copa América consecutivas (1991 y 1993). Hasta 2016, fue el máximo goleador histórico de la selección con 54 tantos, récord que luego sería superado por Lionel Messi.

En 2000, tras dejar Fiorentina, Batistuta jugó en la Roma, donde ganó el Scudetto en la temporada 2000-2001, marcando 20 goles cruciales en la campaña. Luego tuvo un breve paso por el Inter de Milán antes de finalizar su carrera en el Al Arabi de Qatar, donde también dejó su huella con impresionantes actuaciones.

El retiro llegó en 2005, motivado por problemas físicos crónicos que afectaron sus tobillos debido a la exigencia de su estilo de juego.

En los años posteriores, Batistuta se mantuvo activo como figura pública, explorando su amor por la caza y el polo, además de gestionar negocios familiares.

A pesar de su retiro, la figura de Gabriel Batistuta sigue siendo un símbolo de excelencia, dentro y fuera de la cancha.