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Desde Rojas al Boca de Bilardo, la selección de Maradona y rival de Messi: La increíble historia de Federico Vilar

Federico Vilar, atajandole un mano a mano a Leo Messi, en el mundial de clubes 2009.
Fede con Diego Armando Maradona.
Fede con Diego Armando Maradona.
Tula Speroni,Osvaldo Amichetti,Luis Vega,Carlos Airoldi,Roberto Silva,José Jue,Carlos Lopez y Abajo,Raul Rosanigo,juan C. Daleto,Carlos Comisso, Ruben Zalocco,Ricardo Arechaga,Edgardo Vilar con Fede ,Chino Reyna,Daniel Baudena,y Lupin Mastronardi
Tula Speroni,Osvaldo Amichetti,Luis Vega,Carlos Airoldi,Roberto Silva,José Jue,Carlos Lopez y Abajo,Raul Rosanigo,juan C. Daleto,Carlos Comisso, Ruben Zalocco,Ricardo Arechaga,Edgardo Vilar con Fede ,Chino Reyna,Daniel Baudena,y Lupin Mastronardi
Fede levantando la copa cuando salieron campeones con el Atlante F.C.
Fede levantando la copa cuando salieron campeones con el Atlante F.C.
Cuando salieron campeones con el Morelia.
Cuando salieron campeones con el Morelia.

Por Alejandro Casalongue, de la redacción de NOVA

Federico Vilar nació un 30 de mayo de 1977 en Rojas, provincia de Buenos Aires, Argentina. Desde su infancia, el fútbol fue su pasión y su vida. Hijo de Griselda Baudena y Edgardo Vilar, creció con el apoyo incondicional de su familia, pero también con la presión y el sueño de sobresalir en un deporte que requería sacrificio y dedicación. A los 15 años, su habilidad lo llevó a Boca Juniors, uno de los clubes más prestigiosos de Argentina, donde comenzó a formarse como arquero.

A pesar de los grandes nombres en el club, como Sandro Guzmán, Roberto Abbondanzieri y Óscar Córdoba, Federico nunca dejó que su situación de suplente en Boca lo desanimara.

Su destino, lejos de los grandes reflectores de Buenos Aires, lo llevó por un camino menos convenciona. En el año 2000, y tras una conversación con Carlos Bianchi, pidió su pase y fichó por Almirante Brown, equipo de la división de ascenso. Fue un salto de fe, un desafío que marcaría el inicio de su carrera.

Vilar eligió México para seguir su carrera. Aunque todo estaba arreglado con Banfield en Argentina, decidió embarcarse en una aventura en el fútbol azteca, donde empezó desde la Segunda División con el Deportivo Potros Zitácuaro, filial del Atlante.

Años de esfuerzo le permitieron llegar a la Primera División mexicana, debutando el 12 de enero de 2003 con Atlante, en un empate ante Rayados de Monterrey. Con el tiempo, se convirtió en uno de los arqueros más destacados de la liga, conocido por su regularidad y su impresionante capacidad de liderazgo.

A lo largo de su carrera en Atlante, Vilar alcanzó logros que pocos pueden igualar. Fue el capitán que alzó el trofeo de campeón en 2007, tras una dura final contra los Pumas de la UNAM. Su habilidad bajo los tres palos y su capacidad para convertir goles, algo poco común para un arquero, le permitió escribir su nombre en la historia del club.

Su gol más recordado fue el primero que marcó el 1 de febrero de 2004, convirtiéndose en el primer arquero en anotar de tiro libre en la historia de la liga mexicana.

Vilar siguió su carrera en México, pasando por clubes como Morelia, Atlas y Tijuana. Su paso por el fútbol mexicano fue clave no solo por sus logros individuales, sino también por su capacidad de mantenerse constante a lo largo de los años, hasta que, en 2016, decidió poner fin a su carrera como jugador profesional.

Pero el fútbol no se despidió de él. Cuando regresó a su ciudad natal, primero jugo varios años en el futbol amateur en Club Atlético Argentino Rojas, para luego asumir la dirección técnica del mismo, su primer paso en el ámbito de los entrenadores.

Su carrera como DT lo llevó a Cancún FC en la Liga de Expansión MX, luego a Unión La Calera en Chile, y finalmente a Arsenal de Sarandí, en Argentina. A pesar de su corta estadía en algunos de estos clubes, Vilar dejó una huella con su enfoque profesional y su profundo conocimiento del fútbol.

A lo largo de su vida, Vilar también vivió su historia personal. Desde joven, mantuvo una relación sentimental con Marina Soledad Tulio, quien se convirtió en su esposa en 2003. Juntos formaron una familia con tres hijos: Camila, Nicolás y María Lola. La familia siempre fue su refugio y su motivación, su sostén tanto dentro como fuera del campo.

Aunque nunca jugó un Mundial, su convocatoria en 2009 a la selección argentina de la mano de Diego Armando Maradona, como tercer arquero para las eliminatorias, fue un reconocimiento a su esfuerzo y a su talento. Un detalle que refleja el respeto y el cariño que, incluso en un fútbol tan competitivo como el argentino, supo ganarse.

Hoy, con 47 años, Federico Vilar sigue siendo recordado como uno de los grandes arqueros que pasó por el fútbol mexicano, pero también como un hombre humilde, que desde Rojas, su ciudad natal, soñó con alcanzar el cielo y lo hizo.

La historia de Vilar es un testimonio de resiliencia, de trabajo incansable y de amor por un deporte que, a lo largo de su vida, le dio todo, pero que él también le devolvió con creces.

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