
Por Gustavo Zandonadi, especial para NOVA
El próximo lunes 6 de febrero a las 13, el meridiano de la información pasará por Dolores, provincia de Buenos Aires. El Tribunal Oral en lo Criminal 1, integrado por los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari, dará lectura a la sentencia que definirá la suerte de los ocho imputados por la muerte de Fernando Báez Sosa.
En esta causa hay dos frentes de batalla abiertos en simultáneo. Por un lado, está el juicio de la opinión pública. En este terreno el trabajo realizado por la querella dirigida por el abogado Fernando Burlando consiguió instalar la idea de que son todos culpables en la mismo grado de responsabilidad y por tanto, el pedido de prisión perpetua para los ocho acusados es el corolario de su trabajo.
Por el otro lado está el terreno jurídico, donde la situación no está definida en forma categórica como en el campo mediático. Una cosa es lo que dice la querella fuera del debate y otra es lo que puede decir en la sala, bajo moderación del tribunal. En el recinto no se escucharon los insultos de Burlando para con los imputados, porque no son palabras propias para pronunciar frente a los jueces.
La defensa también hizo su parte en este juicio. Hay que resaltar en este punto que la labor del doctor Hugo Tomei es de carácter titánica por donde se la mire. No es fácil asumir la defensa de ocho personas que ya soportan en sus espaldas el peso de la condena social, no obstante el abogado hizo bien su trabajo.
Aquí surgen algunos interrogantes: ¿Cuál es el trabajo de un abogado defensor? ¿Por qué es necesario que aún los acusados por los crímenes más aberrantes tengan la posibilidad de defenderse? ¿No sería mejor ahorrar tiempo y recursos negando el derecho de defensa en juicio cuando sobran pruebas en contra de los imputados?
La respuesta a estas preguntas está en la Constitución Nacional. Ese contrato social que regula la vida en sociedad de los argentinos, deja en claro que existen las garantías del debido proceso, entre las que se incluye el derecho a defensa. El ejercicio de ese derecho es lo que asegura que haya un juicio justo y por tanto, que la absolución o la condena, sean legítimas.
La tarea del abogado defensor no es decir cualquier absurdo como justificación de la conducta de su defendido. El trabajo del defensor es velar por el normal desarrollo del proceso, buscando que se juzgue a su cliente sólo por su conducta reprochable y no por su personalidad, evitando que el debate caiga en lugares comunes.
La defensa en juicio es inviolable y no se puede prescindir de ella. Es fundamental que exista, porque permite al tribunal arribar a una conclusión después de haber oído a las partes y analizado las pruebas.
Un proceso comprendido en las generales de la ley no le devolverá la vida a Baez Sosa, pero al menos traerá una sensación de alivio el hecho de que sus asesinos sean condenados en el marco de la más absoluta legalidad, para que no queden dudas sobre lo que son: una manga de asesinos que merece pudrirse en la cárcel.
Los posibles escenarios que podemos esperar el lunes son: una perpetua para todos; perpetua para los más comprometidos y condenas un tanto más leves para otros; condenas con gusto a poco, o tal vez alguna absolución. El fallo no va a quedar ahí porque después vendrá la etapa de apelación hasta que la sentencia quede firme.
Como suele suceder, los que no estén conformes (a un lado o al otro de la causa) dirán que no hubo justicia, dirán que la justicia no sirve y lanzaran acusaciones para manchar el honor de los jueces. Lejos e las voces de la calle, el fallo será justo, porque se cumplió con el debido proceso.
La Justicia no es un sastre que hace trajes a pedido del cliente. Es un ideal a alcanzar cuya función es dar a cada uno lo suyo, aún a riesgo del descontento de los demás.
No es fácil la labor de los jueces, por eso es necesario que trabajen sin presiones, con la cabeza fría y con la mente puesta en el principio de la sana crítica. Que de ahora en adelante ninguna familia pierda sus hijos a causa del repudiable accionar de una patota criminal, en parte va a depender de la sentencia que se conocerá el próximo lunes.