Panorama Político Nacional
Disputa política

¿Será amor o sólo interés compartido? Para Mauricio, Cristina es una "víctima" de Alberto

“Cristina Kirchner es víctima de las promesas de un Presidente que no cumple ninguna.” aseguró el ex presidente Macri. (Dibujo: NOVA)

Poco después de la inesperada renuncia de Roberto Feletti, Mauricio Macri salió a formular una no menos inesperada reivindicación de Cristina Fernández.

“Cristina Kirchner es víctima de las promesas de un Presidente que no cumple ninguna.” aseguró el ex presidente. Y agregó: “Él dice una cosa a la mañana y otra a la tarde, este mamarracho de contradecirse y mentir es muy dañino.”

Para que no quedaran dudas sobre su novedosa posición, Macri insistió: “Cristina es víctima de las promesas de un presidente que no cumple ninguna, él dice una cosas a la mañana y otra a la tarde, ha destruido el instrumento de comunicación más importante de un gobierno, la palabra del presidente. Este mamarracho de contradecirse y mentir es muy dañino eso genera decepción, bronca y hartazgo.”

Sin embargo, también le lanzó un palito a su eterna adversaria: “Ninguno de los dos tiene noción a dónde va el mundo, no tienen una idea clara ni rumbo”, ¿Quién podría esperar expresiones de esta clase en la boca de Mauricio Macri sólo algún tiempo atrás? ¿Cristina, para el ex presidente, no es ya realmente tan perversa, sino simplemente ignorante? ¿O hay otras razones que lo llevan a declarar de este modo?

Desde el mismo momento en el que Néstor Kichner decidió empoderar a Mauricio Macri como referente de un modelo económico, político y social antagónico que le permitiera implementar la lógica amigo/enemigo que postulaba Ernesto Laclau, los destinos de Cristina y del líder histórico del PRO se mantuvieron indisolublemente ligados. Tal fue el éxito de trazar un Rubicon que permitió diferenciar a los “nuestros” de los “ajenos”, que ha conseguido definir los lineamientos principales de la política argentina hasta no hace mucho. “Ellos” contra “Nosotros”, el bien contra el mal, impidió por más de una década el surgimiento de terceras opciones políticas en nuestro país. Así de un lado se colonizó al peronismo y del otro al radicalismo, los dos grandes partidos históricos que protagonizaron la vida nacional desde mediados del Siglo XX.

En 2015 Cristina debió tomar la decisión de optar entre posibilitar la resurrección del peronismo con la victoria de Daniel Scioli, o mantener la bipolaridad abonando la victoria de Mauricio Macri. No dudó y entregó el poder, desgastando cada vez que pudo y por todos los medios la candidatura del motonauta. En su cálculo, la derrota del Frente para la Victoria implicaba que su liderazgo seguiría siendo el único reconocido dentro del espacio nacional y popular.

Mauricio Macri le pagó el favor. La Justicia que operaba a control remoto encarceló a varios referentes destacados del kirchnerismo y del cristinismo, pero la libertad de “La Jefa” nunca estuvo seriamente en riesgo. La precisaba suelta y activa para justificar su trágico programa de concentración de la riqueza, saqueo y endeudamiento nacional. Pero consiguió condicionarla a punto tal que, tanto por presión judicial como por declinación de su imagen, Cristina no pudo ser candidata a presidenta. El beneficiario fue Alberto Fernández. ¿Las víctimas? La inmensa mayoría de los argentinos.

Tal fue la impericia del “okupa” del Sillón de Rivadavia que posibilitó que en menos de dos años el responsable de la mayor declinación de la Argentina en tiempo récord pudiera entusiasmarse con jugar su “Segundo Tiempo”. Claro está que la continuidad de las políticas macristas durante el gobierno del Frente de Todos no sólo se llevó puesta la popularidad de sus principales referentes, sino de la dirigencia política en general. El surgimiento de la “antipolítica” y la denuncia de la existencia de una “casta” que atraviesa los partidos, proclamada por Javier Milei, significó un cimbronazo para ambas coaliciones políticas. De este modo, si las candidaturas en confrontación en 2023 son las de los moderados Alberto Fernández, Rodríguez Larreta o Gerardo Morales, o los deslucidos Axel Kicillof o “Coqui” Capitanich, las chances de Milei se incrementarían de manera exponencial.

Por esta razón, el único escenario que posibilita el reflotamiento de las de Mauricio y de Cristina pasa por la exacerbación de la grieta. Una vez más, los destinos de ambos aparecen unidos. Se precisan para protagonizar un nuevo superclásico que devalúe las opciones moderadas y las alternativas anti-política.

Y es que no hay grieta creíble a la vista que no sea encabezada por ambos. Por esta razón es que Mauricio Macri ha decidido presentar a Cristina como una víctima, aunque destacando su escasa calificación para comprender los procesos contemporáneos.

Del otro lado, Cristina ha optado por pasar a la oposición del propio gobierno y del presidente que ella misma eligió. Conservando los cargos y las cajas que no la involucren directamente con el fracaso de Alberto Fernández.

No los une el amor, sino la ambición. ¿Caerá una vez más la sociedad argentina en esta vieja trampa?

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